-Así que todo esto era de "mi padre" -murmuró Rafael al intentar contemplar la casona en medio de la tenue luz del farol.
-Así era, ahora te pertenece, bueno si es que cambias de opinión respecto a la venta.- mencionó tristemente Aurelio.
-Vender todo esto es...
-No estarás arrepintiendote...¿O si?
-No, es sólo que de pensar en buscar compradores... Es muy complicado en estos tiempos que alguien deseé un sitio tan grande para vivir.
-Te sorprendería la cantidad de gente que me busca para intentar comprar casas más grandes que ésta... Tú sabes, haber sido abogado de tu padre me trajo algo de fama entre la gente adinerada, todos buscan vivir en un pueblo tan tranquilo como Parras de la Fuente para relajarse del ajetreo que representa una ciudad.
El mayordomo permanecía en silencio guiándolos hacia la escalinata en donde aguardaba una mujer que se presentó ante ellos con el nombre de Angelina.
Rafael no deseaba observar nada más, a decir verdad quería recostarse ya que el viaje estaba tomando factura en él por fin. Sólo se limitó a escuchar las voces de Aurelio y del mayordomo acerca del clima que habian tenido estos últimos dias y lo que habían encontrado hasta ahora en las investigaciones del jefe de policia. También Angelina permanecía en silencio y los guiaba a sus habitaciones.
<<Al parecer han permanecido aquí desde que falleció él..."mi padre">> pensó mientras un bostezo escapaba de su boca. La primera habitación de huéspedes fue para su abogado el cuál se retiraría en cuanto le entregaran los documentos donde avalaran que Rafael era el dueño de la casona.
-Y ésta es su Habitación...-escuchó que Angelina decía dirigiéndose a él y sacándolo del sopor. - Pertenecía a su fallecido padre, que Dios lo tenga en su gloria.-murmuró persignándose.
-Gracias Angelina... Pero prefería ir a una habitación diferente, quisiera mantener ésta cerrada por un tiempo.-respondió Rafael sin siquiera mirar el lugar cubierto de sábanas blancas.
-Cómo usted mande, tome la llave, no la necesito entonces.-murmuró entregando una pequeña llave cobriza.
Finalmente terminó en una habitación dos puertas mas atrás de la principal y después de que se retiraron Martín y Angelina pudo sentarse en uno de los taburetes que se encontraban al pie de la cama.
-Bueno... creo que esto es el comienzo de mi nueva vida, aún no me acostumbro a llamarme Rafael y a no dar clases... Pero debo resistir... no será por mucho tiempo.
Después de prepararse para ir a la cama, se cubrió con las sábanas y sin más se quedó profundamente dormido.